Tiempo medio que dedica un reclutador a ver un CV

Si los seleccionadores dedican cada vez menos tiempo a ver el contenido de tu currículo… ¿Es posible que destaques y te hagas visible para enganchar a quien puede ofrecerte una oportunidad de trabajo?
Tiempo medio que dedica un reclutador a ver un CV
Malas noticias… Si ya te parecían insuficientes los 20 segundos que, según muchos estudios, es el tiempo medio de atención que un reclutador dedica a tu currículo, prepárate para desplegar todos tus encantos y destacar tus capacidades como puedas, porque ya hay investigaciones que reducen este tiempo a apenas seis segundos.

La conclusión es que los reclutadores apenas leen los tres primeros párrafos de tu vida laboral. Y esto coincide con la opinión de quienes aseguran que, además de esa escasa atención hacia lo que dice lo que pones en tu CV, tampoco dedican demasiado tiempo a cada caso concreto.

Resulta cada vez más necesario buscar nuevas formas de impactar al seleccionador en un tiempo récord para pasar a la segunda fase del proceso de selección.

Un reciente estudio de The Ladders realiza una especie de eyetracking sobre lo que los reclutadores miran preferentemente en un currículo. Es algo similar a lo que suele hacerse en el caso de los medios de comunicación para verificar qué leen los usuarios (titular, pie de foto, texto, sumario…) y en qué se fijan estos cuando ojean una publicación o un medio electrónico.

En el CV es relevante lo que dices, pero importa cada vez más lo que dicen de ti quienes te conocen

Según esta investigación, el 80% de la atención de los reclutadores que ponen sus ojos en un currículo se centra en cuestiones como el nombre del candidato, el puesto actual y el previo en una determinada compañía, las fechas de entrada y salida en su anterior trabajo, las fechas de entrada y salida (si es el caso) en el actual; y su formación… Ahí tienes una primera clave para ser las más eficaz posible en un tiempo récord.


A pesar de todo, la exigencia de acudir a soluciones novedosas y alejadas de lo tradicional en la búsqueda de empleo hace que no sea descabellado aplicar las estrategias propias del discurso del ascensor cuando trates de venderte ante un empleador:

– Lo primero que hace falta es dedicación previa. Debes conocerte muy bien a ti mismo; saber lo que quieres y lo que la empresa necesita; dominar los cambios y nuevas tendencias del mercado laboral; y estar seguro de que las capacidades profesionales con las que cuentas son las adecuadas. Todo esto es consecuencia de una planificación que te llevará como candidato a ser muy explícito y convincente sobre aquello que puedes aportar a un puesto concreto.
– Necesitas, además, una gran habilidad para sintetizar y comprender los valores de la compañía a la que aspiras.
– Has de destacar las ventajas competitivas que te diferencian del resto de candidatos (tus competidores).
– Explica cómo te vas a anticipar a las demandas del mercado y cómo conseguirás los recursos necesarios para lograr esa anticipación.
– Recuerda que debes considerarte como un producto al que hay que poner precio, nombre y envase. Y hay que saber qué bondades se pueden destacar. De nada sirve ser útil, fiable y sintonizar con tu mercado, empleador o jefe si eres invisible. Por eso hay buenos profesionales que se quedan estancados y hay otros mediocres que ascienden con rapidez. Saben hacer visibles sus logros aunque sean ridículos, o pertenezcan a otros. La visibilidad y la notoriedad acaban generando sensación de confianza.
– De poco sirve decir que eres el mejor candidato para ocupar un puesto o que te mereces ascender más que tus compañeros si no ofreces pruebas de que haces lo que prometes. Para conseguir esa confianza, lo mejor es que hablen bien de ti o que ofrezcas pruebas de que has hecho o puedes hacer aquello que aseguras.

Fuente: Expansión.com

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