Aunque nunca fue tan popular como Steve Jobs o Bill Gates, Noyce tuvo la admiración de los expertos de la tecnología, hasta el punto de que fue apodado «el alcalde de Silicon Valley». No es para menos. En 1965 sacó al mercado el chip más complejo jamás construido hasta la fecha, que contaba con 64 transistores y el 18 de julio de 1968 fundó la empersa Intel en compañía de Gordon Moore y Andrew Grove.
Cofundador de Fairchild Semiconductor en el año 1957, el primer chip apareció en el mercado en 1961 de la mano de Jack Kilby. En 1964 algunos ya contenían 32 transistores y en 1965 el chip más complejo del mercado se había desarrollado en Fairchild y ya contaba con 64 transistores.
Y llegó Intel.
Después llegó Intel. Como también ha ocurrido con otros genios de la informática, los comienzos de Robert Noyce fueron muy humildes. En un principio, Intel era una modesta empresa formada por 12 científicos en un pequeño local alquilado en Mountain View. La clave de su éxito fue la memoria de silicio que, frente a la magnética, la que se usaba normalmente, consumía menos energía, daba más prestaciones y era 100 veces más barata.
En 1971 nació el primer microprocesador (en aquella época aún no se les conocía por ese nombre). El potentísimo 4004 estaba compuesto por 4 de estos chips y otros 2 chips de memoria. Este conjunto de 2.300 transistores que ejecutaba 60.000 operaciones por segundo se puso a la venta por 200 dólares. Seguidamente, Intel comercializó el 8008, capaz de procesar el doble de datos que su antecesor y que inundó los aparatos de aeropuertos, restaurantes, hospitales e incluso gasolineras.
A partir de ahí, irían llegando los microprocesadores de 8 bits, 16 bits… Y los famosos 286, 386, 486, Pentiums… Toda una leyenda de la informática.