Barcelona es desde 2005 la sede de un centro pionero de la supercomputación española: el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS). Sus instalaciones han albergado, entre otros, a los superordenadores MareNostrum, que en esta última década han dado servicio a cerca de 3.000 proyectos (tanto del BSC-CNS como de grupos de investigación externos).
3ª generación: MareNostrum3
El actual MareNostrum3 es 25 veces más potente que el primero de la saga, instalado en 2004, y 10 veces más potente que el MareNostrum2 que desmontaron en 2012. Éste último ostentaba el puesto de quinto superordenador más potente del mundo cuando entró en servicio en 2006, pero en esos 6 años cayó hasta el puesto 465 del ranking. Un apunte: el plan original del BSC-CNS había sido renovar sus superordenadores cada dos años para “mantenerse en la primera línea de la computación”.
En cualquier caso, el actual MareNostrum3 (que empezó a funcionar en octubre de 2012), tiene una memoria principal de cerca de 100 Tb y una capacidad de almacenamiento en disco de 2 Pb (además de estar conectado a un sistema de almacenamiento de ficheros que supera los 11 Pb). Además, cuenta con una capacidad de procesamiento de 1,1 Petaflop por segundo (es capaz de realizar 1.100 billones de operaciones por segundo), el equivalente a 50.000 PCs trabajando como uno sólo.
En 2016: MareNostrum4
Pero el fin del MareNostrum3 está cerca. Recientemente, el Consejo de Ministros autorizó las modificaciones presupuestarias necesarias para que el Ministerio de Economía y Competitividad pueda aportar 34 millones de euros al BSC-CNS necesarios para la adquisición del MareNostrum4.
Así, España albergará el próximo año 2016 uno de los supercomputadores más avanzados del mundo, que forma parte del proyecto europeo Partnership for Advanced Computing in Europe (PRACE), cuyo objetivo es la creación de una infraestructura europea de supercomputación de alto rendimiento. El MareNostrum4 será uno de los nodos principales de la red distribuida de supercomputación europea, PRACE, que permitirá realizar operaciones de cálculo complejo, cada vez más necesarios en simulaciones de alto nivel.
Según el Ministerio de Economía, “esta iniciativa tiene como objetivo mejorar la competitividad científico-tecnológica europea, posibilitando que los investigadores tengan acceso a las tecnologías de supercomputación y, por tanto, desarrollar nuevos paradigmas industriales que refuercen el papel de Europa y de nuestro país en el contexto global. En las próximas semanas se autorizará el convenio que posibilita que España pueda atender los compromisos derivados para acoger este supercomputador”.
Fuente: TICbeat