El cruce de datos aparentemente inconexos y procedentes de distintas fuentes podría arrojar información muy reveladora a agencias de inteligencia extranjeras.
El pasado lunes 8 de febrero, se supo que el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU y el FBI habían sufrido un robo de información personal de empleados federales (nombres, direcciones de correo, números de teléfono, etc) a manos de hackers simpatizantes de ISIS. La probabilidad de que dicha información fuera usada exitosamente para llevar a cabo robos de identidad era bastante limitada, dado que los datos estaban obsoletos.
Sin embargo, como denuncia eWeek, contar con esa información podría ser “un golpe de suerte” para una agencia de inteligencia de un país enemigo de Estados Unidos. ¿Cómo es eso posible? Porque cuando los datos filtrados se combinan con otros accesibles a través de una amplia variedad de fuentes, el análisis posterior puede revelar detalles significativos de la vida de los empleados federales.
Hoy en día, el recurso a tecnologías basadas en el análisis de big data puede llevar a los que adquieran la información filtrada por los hackers a encontrar patrones en los hábitos de la gente: desplazamientos habituales, gastos recurrentes, etc.
Fuente: TicBeat