El creador de los ‘cacharros’ tecnológicos que revolucionaron el sector, como el iPod, el iPad o el iPhone, dejó claros los planes para los nuevos dispositivos que serán fabricados por la compañía en la era ‘post Jobs’.
El último smartphone presentado por la compañía antes de la muerte de Steve Jobs fue el iPhone 4S, que vio la luz solo un día antes de que se conociera su fallecimiento, y que supuso la primera presentación de un producto de la compañía sin la participación de Jobs.
En las primeras doce horas que se puso a la venta el nuevo iPhone, la operadora americana AT&T vendió más de 200.000 unidades y fuentes de la compañía han asegurado que existe una «demanda extraordinaria» entre los usuarios.
Según recoge el diario británico Daily Mail, Jobs no solo dejó supervisados los nuevos productos de la firma de la manzana, sino que también aprobó el proyecto para construir la nueva y futurista sede central de Apple en Cupertino (California, EE.UU.).
Esta nueva sede tendrá capacidad para acoger a casi 12.000 empleados, y estará ubicada cerca de las oficinas actuales de Cupertino. Jobs, añade el Daily Mail, estuvo presente en una reunión celebrada en el ayuntamiento en junio para que los planes de la nueva sede siguieran adelante.
El medio británico señala que Jobs también habría controlado el desarrollo del proyecto iCloud, que permitirá a los usuarios de Apple almacenar su música, fotos y otros documentos en la nube y versiones actualizadas de iPod, iPhone, iPad y MacBook, lo que garantiza que al menos durante cuatro años se estarán tramitando nuevas versiones de estos productos.