Las posibilidades de éxito como seres en relación se multiplican exponencialmente con la participación en las redes sociales
El éxito social de la persona depende no sólo de su esfuerzo personal, sino de su capacidad de relacionarse con los otros y de la posición que se adquiere en ese conjunto de relaciones.
Tradicionalmente esto ha sido así (“El que tiene padrinos, se bautiza…) pero hoy la validez de esta afirmación se ha multiplicado casi hasta el infinito, gracias a las redes sociales virtuales.
Una red virtual supone compartir información, dar y recibir ayuda de otros, abrir relaciones por el único deseo de relacionarse, que podrán convertirse, si es necesario en posibles soportes, participar en foros virtuales amplios, e influir en la sociedad.
Todo esto es posible en función de nuestra actividad. Si nos movemos en la sociedad, las redes multiplican exponencialmente nuestros contactos.
Si el hombre se ha hecho social gracias a su capacidad de comunicación en una larga historia de siglos, estamos ahora en una oportunidad nueva de desplegar nuestra potencialidad, gracias a las redes sociales virtuales.
Información, sentimiento de grupo, ayuda, conocimiento, etc., son dimensiones que nos facilitan las redes sociales, si participamos activamente en ellas.