Labrarse un futuro profesional implica un importante esfuerzo, tanto de tiempo como de dinero. Estudiar una carrera tecnológica no es barato y, en función de la comunidad autónoma, el gasto puede resultar muy difícil de asumir. La decisión de estudiar, por tanto, conlleva un análisis profundo de la economía personal y familiar. Matrículas, materiales, salidas, experiencias en el extranjero… el listado de gastos es importante, especialmente en los centros privados. Por no hablar del precio de los másteres o postgrados, a menudo reservados para unos pocos privilegiados.
Estudiar y trabajar podría ser una solución para afrontar los gastos, pero resulta muy complicado la mayoría de las veces. Aunque cada estudiante puede planificar los estudios a su manera, lo cierto es que las carreras universitarias exigen una dedicación casi completa, por lo que si no se dispone de ahorros, la única salida posible es buscar una fuente de financiación.
Préstamos personales
Las carreras tecnológicas son de las más caras dentro del panorama universitario. Al tratarse de estudios que requieren unos equipamientos especiales, el precio de las matrículas se dispara, sobre todo en comunidades autónomas como Cataluña o Madrid. Para financiar esos gastos, los préstamos personales online rápidos se están convirtiendo en un recurso muy utilizado. Estos créditos rápidos permiten conseguir capital en menos de 15 minutos y sin necesidad de papeleo; tan solo es necesario rellenar un formulario y anotar un número de cuenta.
Las empresas de préstamo virtuales no exigen nóminas ni avales, únicamente se han de consignar los ingresos mensuales del solicitante. Tampoco ponen restricciones a las personas que tienen algún problema de morosidad. Los créditos con ASNEF se formalizan igual que el resto y con las mismas condiciones.
Por lo que respecta a las cantidades que se pueden solicitar, varían de unas empresas a otras. Algunas entidades ofrecen un máximo de 300 € a los clientes nuevos, pero amplían las cifras en préstamos posteriores. De esta manera, si el dinero del primer crédito resulta insuficiente, habrá oportunidad de alcanzar una cifra mayor en operaciones sucesivas.
Planes de ahorro
Si la idea de cursar estudios universitarios se adopta en firme y con la suficiente antelación, una buena forma de financiar el proceso es procurarse un plan de ahorro. Aunque parezca obvio, la mejor manera de alcanzar un objetivo que requiere un gasto es ir ahorrando poco a poco. Si cada mes se destina un poco de capital a ese fin o se guarda el dinero obtenido con algún trabajo extra, al final no hará falta financiar.
Una práctica habitual entre los estudiantes para ganar algún dinero es trabajar durante los meses de verano. Los empleos temporales en hostelería o en actividades vinculadas al turismo son una buena oportunidad de obtener ingresos para invertirlos en educación. Otra opción es ofrecer clases particulares.
Becas y ayudas
Las becas han sido desde siempre una forma de financiar los estudios. Las diferentes administraciones autonómicas y el Ministerio de Educación publican cada año sus planes de ayudas, pero hay que estar atentos a los requisitos, tanto académicos como de carácter económico. Por lo general, el periodo de solicitudes va de julio a septiembre. Las condiciones y tipos de ayudas se pueden consultar a través de internet. También las universidades establecen sus propios sistemas de becas.
A diferencia de lo que se sucede en otros países europeos, España no cuenta con ayudas estatales extras al margen de las becas. Por ejemplo, en países como Alemania, Suiza o Italia se aplican ventajas fiscales por estudiar; en Holanda o Alemania se ofrecen también préstamos estatales para pagar los estudios o existen ayudas familiares por cada hijo que curse una carrera universitaria.
Diferencias entre comunidades autónomas
Estudiar en una universidad pública es mucho más económico que hacerlo en una privada, pero el ahorro puede ser mucho mayor en fun
ción de la comunidad autónoma. En España, las tasas de universidad más altas se pagan en Cataluña, donde cursar una carrera técnica puede ser hasta tres veces más caro que hacerlo en otra comunidad.
Los precios son regulados por las administraciones autonómicas a partir de unos límites que establece la Ley Orgánica de Universidades.
En Cataluña, el grado más barato cuesta unos 1.500 euros, mientras que el más caro ronda los 2.500. En Andalucía, por el contrario, todos los grados tienen el mismo precio, que se sitúa en torno a los 750 euros.
Además de Cataluña, las dos comunidades más caras para estudiar son Madrid y Castilla León, donde los precios mínimos por carrera no bajan de los 1.000 euros. Las zonas más baratas son Galicia, Extremadura y Cantabria, donde el mínimo se sitúa en 700 euros.
Además de la ubicación geográfica, otro factor que influye en los precios es el tipo de carrera elegida. Los estudios de Humanidades y Ciencias Sociales son los más económicos, mientas que las carreras técnicas y las Ciencias de la Salud alcanzan los precios más altos.