En nuestra época actual, en la que nuestra comunicación se realiza mayoritariamente por aplicaciones de mensajería instantánea (WhatsApp, Telegram), a través de Redes Sociales (Twitter, Facebook Messenger) o incluso a través de SMS, resulta difícil de creer que el email marketing siga resultando relevante como medio de alcanzar a los clientes.
La consultora McKinsey se planteaba en 2013 si el email marketing había muerto, pero parafraseando al escritor americano Mark Twain podemos decir que ‘los rumores sobre la muerte el email son muy exagerados’. El email sigue siendo una de las mejores vías para contactar con nuestros clientes. Veamos por qué:
Accesible a todos
Una de la razones es el hecho de que crear campañas de email marketing está al alcance de cualquiera, bien a través de agencias especializadas como The Gist o directamente con plataformas que nos permiten crear y gestionar nuestras propias campañas.
Si hablamos de plataformas de email marketing, un nombre nos viene de inmediato a la mente: Mailchimp. Esta es sin duda una de las plataformas más populares, pero no la única ni quizá la que más nos interese a nuestras necesidades. Antes de lanzarse a diseñar nuestra campaña, conviene evaluar las diferentes alternativas a mailchimp para elegir la plataforma que mejor se adapte a nuestras necesidades.
El email como usuario universal
Todo el mundo tiene email, aunque sea porque todas (o prácticamente todas) las páginas requieren de un email para registrarse. Eso lo convierte en la única plataforma de comunicación realmente universal, porque no todo el mundo comparte las mismas herramientas de comunicación; por ejemplo, WhatsApp es muy popular fuera de Estados Unidos pero muy poco allí, mientras que iMessage de Apple es increíblemente popular en Estados Unidos pero casi marginal fuera.
El email, identificador público
Muy pocos compartirían su número de móvil con desconocidos, pero prácticamente nadie tiene problemas en proporcionar una dirección de email. El email sigue siendo la mejor manera de poder ser contactado por personas, organizaciones o marcas que no están en nuestro círculo más íntimo.
¿Spam?¿Qué spam?
Hace algunos años el spam (correo electrónico masivo y no solicitado) era un grave problema, que inundaba los buzones de email de los usuarios. Se usaba para cualquier cosa, desde legítimos intentos de vender productos hasta para enviar las ‘chain letters’ (precursores de los memes, que circulaban de buzón en buzón) y, por supuesto, para objetivos mucho menos honorables como estafas y otras actividades ilícitas (¿quién se acuerda de esos príncipes nigerianos que querían compartir millones de dólares con nosotros?).
Pero esos días han quedado atrás, gracias a una serie de avances tecnológicos y medidas legislativas. En el aspecto tecnológico, los filtros antispam que incluyen la práctica totalidad de los proveedores de email hacen que recibir un correo no solicitado sea un acontecimiento del pasado. Y lo han conseguido con unos ratios de eficacia espectaculares, lo que significa que rara vez clasifican un correo legítimo como correo no deseado.
En el ámbito legislativo los usuarios está mucho más protegidos contra el envío no autorizado de emails por parte de Empresas que tengan nuestra dirección, con legislaciones como la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) o el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
En resumen, el email tiene una serie de características únicas que lo diferencian de otras herramientas de comunicación y que lo mantienen muy relevante.