No puede impedirse el viento, pero hay que saber construir molinos. Lejos de pretender un post motivacional, este proverbio holandés nos sirve para ilustrar la importancia de adaptar nuestras respuestas a las circunstancias adversas. Y es que el coronavirus ha puesto a prueba no solo nuestra capacidad individual de adaptación sino la capacidad de toda la sociedad de reaccionar frente a los nuevos desafíos de los últimos meses. Entre hacer bizcochos, apuntarnos a retos virales o improvisar oficinas en el salón, hemos visto cómo, poco a poco, han cambiado nuestras formas de interacción, diversión y comunicación. La crisis ha afectado a la economía y, sobre todo, ha generado una gran incertidumbre en todos los aspectos.
En este escenario de cambio, donde se ha puesto de manifiesto la importancia de las tecnologías de la información, la sociedad se ha adaptado ante la necesidad de seguir comunicando, comprando y, principalmente, trabajando en remoto. Si ya hemos podido ver el crecimiento de la demanda de software y hardware, los analistas prevén que siga aumentando en los próximos años. No en vano, muchos de ellos afirman que la era Covid ha instaurado un antes y un después de nuestra relación con las soluciones tecnológicas e incluso hablan de una cuarta revolución industrial o tecnológica. ¿Estamos realmente listos?
Prepararse para el ahora
Aunque lo digital ha cobrado más importancia que nunca y se habla mucho de formación digital, las escuelas online no son una novedad, aunque sí es cierto que las restricciones de movilidad han puesto en evidencia la importancia de adaptar las modalidades de formación. La adquisición de contenidos técnicos a través de las plataformas online no debería ser el único objetivo de formación en los tiempos que corren, hay que ofrecer más: la capacidad de “aprender a aprender” y de reinventarse en entornos de incertidumbre.
El nuevo modelo de sociedad digital que se va moldeando a pasos agigantados frente a nuestros ojos exige cambios relevantes, que también deben ser considerados en los cursos online ya que el mundo tal y como lo conocemos no será el mismo y tampoco los serán las empresas. Es muy probable que las nuevas formas de trabajar, los aprendizajes y las costumbres adquiridas durante la pandemia se instauren de forma definitiva en nuestras vidas.
En este sentido, las formaciones online, independientemente de su área de actuación, deberán esforzarse en desarrollar las capacidades y conocimientos técnicos también de forma remota, ya que es realmente lo que exige el presente y el futuro de las empresas en todos los sectores La habilidad de trabajar a distancia de forma eficaz ha de aprenderse ahora también desde casa.
La formación online para mujeres en tiempos de coronavirus
Frente a todos estos cambios, hay quienes han decidido no rendirse ante las circunstancias y han apostado por encontrar soluciones para ‘hacer que el viento sople a favor’. Ahora, más que nunca, es necesario reducir la brecha de género ya que las mujeres se han visto muy afectadas por la situación actual. Por ello, para muchas la formación online se ha convertido en la gran oportunidad para dar un giro a sus carreras profesionales, para reinventarse en el mercado laboral o sencillamente para convertir una situación de inestabilidad, como puede ser el desempleo o un ERTE, en un trampolín para acceder a un sector con más oportunidades: el digital.
Hablamos de profesionales que deciden reinventarse, como apuntan en la escuela digital Adalab, de mujeres que quieren reprogramar su futuro. Para hacerlo posible, esta escuela especializada en formación digital para mujeres también ha sabido adaptar su formación antes 100% presencial, ofreciendo cursos 100% online con la misma metodología y calidad que en el formato presencial Pero el éxito del formato online de su curso de programación no está basado únicamente en la formación técnica, sino que se apoya en otros dos pilares fundamentales.Por una parte, el poder de una comunidad formada por antiguas alumnas, empresas colaboradoras, y voluntarias y voluntarios, concienciada para acabar con la brecha de género en el sector tecnológico y que sigue apoyando igual desde la distancia (eventos online, mentoras y mentores en la distancia), y por otra parte, la adaptación de la metodología para que las alumnas terminen la formación con las aptitudes necesarias para trabajar en remoto aun siendo juniors
No sabemos cuándo ni cómo se retomará una normalidad o una ‘nueva normalidad’, lo que sí sabemos es que las personas que se adaptan a los cambios, que tienen capacidad de aprendizaje y que convierten las crisis en oportunidades para ofrecer respuestas eficaces, son las que conseguirán asegurar su espacio en el mercado de trabajo, ahora y siempre.
La formación online: una tendencia consolidada
En todos los sectores ha habido una transformación digital y en concreto, la educación ha afianzado sus bases en la digitalización. Tanto en la educación formal como en la no formal, la demanda de herramientas online no ha parado de crecer desde los primeros días del confinamiento. En el peculiar escenario actual, quedan claras las ventajas de la educación a distancia frente a las tradicionales metodologías presenciales aunque no son excluyentes y esperemos que pronto pueda ser una elección el poder escoger una u otra modalidad según necesidades.
La posibilidad de formarse desde cualquier ubicación o de mantener la interacción con el equipo docente y el alumnado en tiempo real son solo algunos de los puntos positivos más valorados por quienes eligen esta modalidad. Todo esto lo ofrece la escuela de programación para mujeres Adalab que, lejos de fomentar una enseñanza que no responda a los retos de la sociedad actual, desarrolla sus cursos online con las herramientas necesarias para adaptarse al nuevo panorama laboral. Más de 120 empresas colaboradoras avalan esta realidad, al utilizar la escuela de programación Adalab, para aumentar sus equipos con alumnas recién graduadas tras sus cursos, muchas de ellas incorporadas en formato 100% remoto.